Néctar o Razón

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Néctar o Razón
divannimolotov



A veces también danza la lluvia,
Tláloc
y también sangra mi lanza,
Cuahtémoc
Y sobre esa montaña que cubre a la pirámide,
también poseo tesoros:
de jade, semillas de cacao, plumas preciosas y oro macizo,
Moctezuma.
A veces la serpiente emplumada
también me trae las noticias o me trae poemas
estimado Quetzatcoatl, querida Citlali, amigo Nezahualcóyotl
de un Quinto Sol que se desparrama
por las equidades de los cuatro rayos que nos reparten.

A veces un mexicano (tal como soy, tal como calzo)
sencillamente se viste de azteca, de jaguar o de colibrí irisado
para cantarle de nuevo a la luna llena perfecta
o al valle inmerso entre el Iztlatzihuatl y el Popocatépetl.

A veces el néctar
no sólo se encuentra en las flores
sino en la perpetuidad de lo efímero del pétalo
y en la inmensidad del Universo
de la hoja verde, del latex blanco, de la hormiga roja.

A veces inesperadamente
suena el caracol sus únicas seis notas
en esta pequeña cavidad de mi intemperie

Algunas veces lloro como quetzal
y hay caduceo en la queja, el rombo y el quiltamal
de mis últimas huellas hacía Texcoco



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